De nuevo y antes de dormir, recuerdo vagamente con mis sentidos agonizantes las sensaciones de hoy. Un inmenso Park Güell lleno de turistas que imposibilitaban ver los mosaicos de Gaudí, pero no mi ilusión más preferida: esos pequeños pajaritos verdes, similares a los loros, cómodamente en palmeras sobre sus nidos. O el deleite del arpa de esa chica sonriente y ojos cerrados para mis oídos.
Qué suerte tengo de que el mundo me ofreciera tales oportunidades en ese instante.
Pero una de las imágenes del día a destacar ha sido una figura en cierta catedral sobre su techo. Bien esculpida y tonos oscuros, una capilla y música de órgano de fondo. Impresionante. Como si... de algún modo, vibrara mi alma.
Y Quiero Verte.
Estoy deseándolo.