jueves, 13 de diciembre de 2012

El reloj de quirófano.

Una mañana más. Compañeros en sus últimos bostezos antes de empezar la jornada. Un quirófano como cada mañana a excepción de aquellos por y para quienes estamos ahí.

¿Por qué elegí esta profesión? Creo que no es tan fácil de definir.

Me gustan las sonrisas. Me gustan los abrazos, me gusta el cariño de mis seres queridos. Adoro esa gaviota que vuela junto a mi ventana al amanecer, ver la luna llena o incluso el sonido de los neumáticos sobre el cemento de las calles. Me gusta el olor de la hierba fresca, la lluvia caer. Me encanta ver gorriones batir sus alas tomando un baño en un charco, o a ese dueño lanzando una pelota a su perro en el parque. Me alegro de ver parejas dando un paseo de la mano, o abuelitos conversando en un banco sobre sus hazañas pasadas con sus manos bien agarradas al bastón. Incluso a esa madre o ese padre arrastrando a su niño que se ha quedado pegado al escaparate de la juguetería, me gusta.

Conversaciones de horas con una pequeña taza de café entre amigos, o cervezas entre compañeros de trabajo un viernes al mediodía. Sin olvidar mencionar las luces de colores en estas épocas navideñas que invitan a sentir calidez interior aun en este frío invierno.

Adoro el rugir de mi barriga con el olor a dulces del horno. Su sabor. Y la sonrisa de mi chico llena de chocolate compartiéndolos conmigo, también.

En definitiva: me gusta la Vida. Y quiero que los demás la disfruten también.

Sí: por eso elegí esta profesión. Para trabajar por la vida. Por y para los demás.

El reloj de la sala marca la hora en punto. Un nuevo paciente nos espera. Un ser humano con nombre, familia, alegrías, miedos, vivencias y las que le quedan todavía por delante. Por eso...



En marcha. A trabajar :)

Imagen©Heal A Broken Heart by ~BlackJack0919