martes, 30 de octubre de 2012

The Circle.

A veces te das cuenta de que el humo que te envuelve tras una calada de cachimba no es otro que el reflejo de tu propia vida. 

Cosas cotidianas, sencillas. Cosas que probablemente no repares si no se da una situación nueva que te evoca a la anterior.

Por ejemplo, ayer mismo. Luna llena sobre las cuatro grandes columnas del Montjüic, siempre ahí pero distintas con un baño perlino de luz.

Hoy. La misma de siempre, en un lugar distinto. Pero sería incapaz de ser yo misma sin ese círculo de circunstancias cotidianas que aunque probablemente en su día no reparé en ellas, construyeron lo que soy. Incluso ahora, palpando estas teclas, construyen un trocito de mí. 

Pero nunca olvidaré la familia que me dio una educación y unas bases, los amigos que me hicieron sonreir y quererlos por quienes son, al amor de mi vida con el que supe lo que es la vivacidad de este mundo y con el que quiero seguir compartiéndola hasta el fin de mis días. Tampoco aquellos que subieron al tren y bajaron en la siguiente parada, no sin antes regalarme una sonrisa de respeto y afecto, o aquellos que algún día me dieron un quebradero de cabeza y me hicieron meditar al respecto. 

Todos, como gotas de agua, hacen el océano que hoy en día somos. Y me gusta pensar que esto es la madurez.O quizá no. Ya tendré tiempo.

Creo que no puedo hacer otra cosa sino agradecer por ello.

Soy una chica normal pero, al igual que todo ser vivo, el pilar de un círculo inmenso.



Imagen creada por amirrashko, http://amirrashko.deviantart.com/art/Urban-Vortex-254829224

domingo, 28 de octubre de 2012

Viam et destination

Sentada en una silla, mis pies alzados para guardarlos junto al resto de mi cuerpo en una mullida manta, acabo de darme cuenta de que el frío de este nuevo otoño ha venido al fin a visitarme. Le devuelvo el gesto saludándole con el calor del teclado en mis dedos.

Rememoro. Hace ya más de un mes que estoy en una nueva ciudad completamente nueva para mí. Nuevos lugares, nuevo modo de vida. Nuevos hábitos a los que acostumbrarme. Cada día me doy cuenta de cuán avanza la vida... y yo con ella.

Y me gusta.

Para empezar mi primera entrada de blog (mundo nuevo para mí en estos lares, por cierto) me gustaría describir la experiencia de esta mañana.

El cementerio de Montjüic es un lugar realmente hermoso. Ya no solo por el lugar en sí, sino por la paz que se respira. Te invita, desde que pisas su suelo santo, a recordar y echar la vista atrás en tu mundo cuando tuviste la oportunidad de abrir los ojos por primera vez hasta el día de hoy. Sin dejar de pensar en el segundo de reloj futuro que te espera mientras escribes o lees estas palabras.

Y que ya pasó y forma parte de ti... :)

Ángeles alados de mármol que aun en piedra fría velan cálidamente por los que ahí descansan. Viento que susurra a través de las hojas de los árboles y acarician sus lápidas cuando caen dada la estación que nos acompaña hoy. Gaviotas... mil pájaros blancos que vuelan en suaves y lentos planeos sobre la montaña. 

Es un lugar triste, así lo siento. Pero la lección más básica de la vida: ésta es corta y debemos aprovecharla al máximo.

No voy a escribir demasiado, lo dejaré para la próxima vez.

Ahora... a dormir :)