domingo, 28 de octubre de 2012

Viam et destination

Sentada en una silla, mis pies alzados para guardarlos junto al resto de mi cuerpo en una mullida manta, acabo de darme cuenta de que el frío de este nuevo otoño ha venido al fin a visitarme. Le devuelvo el gesto saludándole con el calor del teclado en mis dedos.

Rememoro. Hace ya más de un mes que estoy en una nueva ciudad completamente nueva para mí. Nuevos lugares, nuevo modo de vida. Nuevos hábitos a los que acostumbrarme. Cada día me doy cuenta de cuán avanza la vida... y yo con ella.

Y me gusta.

Para empezar mi primera entrada de blog (mundo nuevo para mí en estos lares, por cierto) me gustaría describir la experiencia de esta mañana.

El cementerio de Montjüic es un lugar realmente hermoso. Ya no solo por el lugar en sí, sino por la paz que se respira. Te invita, desde que pisas su suelo santo, a recordar y echar la vista atrás en tu mundo cuando tuviste la oportunidad de abrir los ojos por primera vez hasta el día de hoy. Sin dejar de pensar en el segundo de reloj futuro que te espera mientras escribes o lees estas palabras.

Y que ya pasó y forma parte de ti... :)

Ángeles alados de mármol que aun en piedra fría velan cálidamente por los que ahí descansan. Viento que susurra a través de las hojas de los árboles y acarician sus lápidas cuando caen dada la estación que nos acompaña hoy. Gaviotas... mil pájaros blancos que vuelan en suaves y lentos planeos sobre la montaña. 

Es un lugar triste, así lo siento. Pero la lección más básica de la vida: ésta es corta y debemos aprovecharla al máximo.

No voy a escribir demasiado, lo dejaré para la próxima vez.

Ahora... a dormir :)

No hay comentarios:

Publicar un comentario